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martes, 6 de enero de 2009

Anotaciones de historia antigua. El génesis III

"Huyó tan raudo como pudo, al principio era una carrera desenfrenada sin más sentido que alejarse de su padre, pero la imagen de Aseslea se le apareció, inerte como la de su hermano y su cuerpo se estremeció. Paró en seco y trató de orientarse, debía salvar a su hermana. Tras una larga y angustiosa búsqueda halló a su amada y le narró lo sucedido a sus hermanos, dado el amor que le procesaba, no dudó en ningún momento de su palabra. Aseslea recordo que tras la unión de dos hermanos, un plano surgiría, de esta forma, alejados de Ramuk, podrían vivir en paz. Así fue como se unieron Shinyu y Aseslea, pero parecía que nada podría salir bien, dado que no estuvo presente Artema para bendecir la unión con su poder, solo tuvieron una descendencia inerte. Fue entonces cuando apareció Ramuk henchido de rabia, con la única idea de completar su festín. En ese momento Shinyu tenía en su regazo las semillas sin vida fruto de su unión, Aseslea se interpuso y Ramuk freno en seco. Aseslea se dio cuenta que a pesar de haber devorado a sus hermanos, Ramuk no pensaba dañar a ninguna de sus hijas. Entonces lo entendió todo, al absorber las esencias de sus hermanos, no solo los quitaba de en medio y se hacía mas poderoso, sino que solo a través de el surgirían los planos augurados por su madre. El se uniría a cada una de sus hijas y Artema, bajo la amenaza de acabar con toda su progenie, bendeciría el enlace de su consorte con sus cuatro hijas, convertidas desde ese momento en las cuatro concubinas elementales. Subyugadas a los designios de su padre, las cuatro pasarían a ser prisioneras de sus propios mundos. Lo que Ramuk no esperaba, era que el amor de Aseslea por Shinyu y su descendencia fuera mayor que su interés por vivir, sin pensárselo dos veces informo a su padre que si acababa con Shinyu o sus descendientes, ella se encargaría de ir tras su amante. Horrorizado por la idea de perder uno de sus cuatro planos, acepto dejarlos vivir, a fin de cuentas él había logrado conseguir su objetivo y unos cuantos mosquitos no le quitarían el sueño, pero su señora era otra historia, con el tiempo, ella podría entrometerse peligrosamente en su reinado. Solo una de las hermanas se entrego sin reparos a Ramuk, casi con la satisfacción del anhelo cumplido, Kalea siempre vio a su padre como el mas perfecto de todos los varones que la rodeaban, las otras dos hermanas, aunque algo reticentes, comprendieron que su destino no estaba en sus manos y se sometieron. Tras la creación de los planos, Ramuk, receloso de que Artema intentara quitarle de en medio, reunió parte de la esencia de los cuatro planos y creo una prisión en el centro del espacio planar, en el mismo sitio donde siglos antes ella le diera la vida, y allí la dejo, sola, por el resto de la eternidad."

Anotaciones de historia antigua. El génesis II

"Ramuk, en sus principios, se mostró como el consorte ideal, pero el día que por su voluntad Artema creó vida, todo cambió. Aquel día, Ramuk quedó cegado por ese hecho, y desde entonces estuvo más cautivado por su poder que por ella misma. Una extraña sensación de vacío se adueñó de él, Ramuk descubrió que no volvería a ser feliz hasta que ese poder fuera suyo. Consciente de que la mayor parte del poder de Artema serviría para crear los cuatro planos, se hizo la promesa de que él y nadie más los dominaría.
Mientras que sus hermanos revoloteaban de una a otra hermana, tratando de decantarse, Shinyu, el menor de los cinco hermanos, quedó prendado de Aseslea desde el principio, y aunque sus cuatro hermanos eran mayores y más poderosos, él nunca perdió la esperanza de unirse a ella.
Con el pretexto de aconsejar a sus hijos, Ramuk ordenó a los cinco varones que acudieran raudos a su presencia. Shinyu, absorto en la contemplación de Aseslea, se retrasó y fue el último en llegar. Sus hermanos, conocedores de su gran atracción por Aseslea, se mofaron de él, y le informaron de que por ser el último en aparecer, sería también el último en comparecer ante su creador, y por lo tanto, ya que ellos suponían que era el día en el que elegirían compañera, Shinyu quedaría sólo como acompañante de su hacedores.
Un golpe se oyó y la puerta que conducía a los aposentos de Ramuk se abrió. Todos se miraron y Pírito se adelantó.
-Es mi turno,- informó al resto -y como soy el primero, pediré a padre que me una con Agnea. Sin duda alguna, nos hicieron para estar juntos- dicho esto se volvió y entró en la sala, la puerta se cerró tras él.
Poco después, sonaron dos golpes y la puerta se volvió a abrir, esperaron un poco pero nadie salió y Alosus se levantó.
-Debe ser que le toca entrar al siguiente,- una sonrisa se esbozó en su cara -y ese soy yo, sin duda, padre no tendrá objeciones a mi enlace con nuestra hermana Sofox. Está claro que cuando la concibieron estaban pensando en mí- se giró con desdén y entró. Tras él, la puerta volvió a cerrarse.
Tres golpes sonaron esta vez, la puerta se abrió y como antes sucediera, nadie salió. Parso fue entonces el que se adelantó.
-Kalea, allá voy- susurró empezando a acercarse a la puerta -no dudéis en ir a visitarnos, estaremos...- Fue todo lo que oyeron, ya que la puerta ya se había cerrado tras él.
Cuatro golpes fueron los que sonaron tras un breve silencio, Imnus se incorporó mientras la puerta se abría y miró de soslayo a su hermano, como temiendo que se adelantara a él.
- Más suerte la próxima vez hermano, Aseslea ya estará esperándome-dijo medio resignado, él hubiera preferido a Kalea, pero su hermano Parso se le había adelantado, por suerte todas sus hermanas eran bellísimas, pensó el.
Un sentimiento de rabia e impotencia empezó a crecer hasta dominarle, si su padre le decía que sí a su hermano, su sueño jamás se haría realidad. El sonido de la puerta al cerrarse fue el detonante, de un brinco se plantó en mitad de la sala, mientras la palabra “no” rugía fuera de su boca, llenando la sala y retumbando fuera de ella. Al momento estaba balbuceando negativas y luchando por abrir una puerta, que parecía sellada.
Convencido ya de que jamás podría abrirla, se desplomó de rodillas y escudriñó el interior por una pequeña fisura entre las dos hojas. Al principio no apreció más que formas de color y sombras, pero poco a poco, su vista se aclaró y fue testigo de la dantesca situación. Ramuk, su padre, había devorado ya más de la mitad del cuerpo de Imnus, la sangre de sus hermanos bañaba el suelo y escurría por las paredes.
Ramuk se había hecho enormemente poderoso al devorar a sus hermanos, y la cabeza inerte de su última víctima se precipitaba ya dentro de sus fauces. Con la encharcada manga se escurrió la sangre de la cara y una expresión de satisfacción se dibujó en su rostro, se acercó a una mesa que se hallaba en el centro de la sala y recogió una maza cubierta de sangre, la alzó sobre él y la descargó contra la mesa, sonando el primero de los cinco golpes que abrirían la puerta y reclamarían al quinto hermano. "

domingo, 4 de enero de 2009

Anotaciones de historia antigua. El génesis

"En un principio, sólo existía una entidad, compendio de toda la energía existente. Un buen día esa existencia se dividió, una parte, se juntó condensando todo el caos y dio lugar a Ylluno. Por otro lado, surgió Odal, hermano gemelo del anterior, sólo que éste congregó todo aquello que tendía al orden. Al ser los gemelos polos opuestos, una gran fuerza se desencadenó entre ellos, repeliéndolos y alejándolos a las esquinas opuestas del espacio planar, allí permanecieron durante eones. Con el tiempo, generaron una serie de planos donde convivían los seres que surgieron de su propia esencia.
Cuando Ylluno y Odal se distanciaron, quedó en el centro del espacio planar una gran cantidad de esencia dispersa, que al no ser afín ni al caos ni al orden, no fue atraída por ninguno de los gemelos en el momento de su nacimiento. La mayor parte de esa esencia se fundió en la creación de un nuevo ser, que fue conocida con el tiempo como Artema, Señora de la Naturaleza.
Artema compartió existencia tan sólo con la neblina de esencia que quedó dispersa a su alrededor. Con el tiempo descubrió que esa parte de energía, que no se había fundido con ella, parecía sentir una pequeña atracción entre sí. Tras diversos intentos fallidos, por fin logró unificar esa esencia en un ser que compartiera su soledad. Así fue como nació Ramuk, consorte de la Señora de la Naturaleza.
Tras siglos de convivencia nacieron nueve hijos, cuatro mujeres y cinco varones. De los cinco varones, cuatro estaban destinados a unirse con sus cuatro hermanas, y uno acompañaría el resto de su existencia a sus creadores, Artema y Ramuk. La unión de cada pareja, una vez bendecida con el poder de la Señora de la Naturaleza, generaría un plano, surgiendo así los cuatro planos elementales, donde reinaría cada pareja, tutelados por sus creadores."